Es necesario asearnos para mantenernos limpios pero siempre en la justa medida y de manera racional para no resecar nuestra piel ni debilitar su sistema natural de defensa.
Consejos a tener en cuenta:
* Ducha: Una al día es suficiente. Si hace calor y es necesario refrescarse a lo largo del día, ducharse sólo con agua.
* Poco jabón: Los jabones y geles de baño limpian la piel pero si abusamos de ellos pueden debilitar el amnto lipídico natural que protege la epidermis de hongos y bacterias. Lo mejor es usar productos con ph neutro y aceites vegetales (de oliva, palma, almendras, etc.), que respetan y regeneran la piel.
* Con agua tibia: Ducharse con agua muy caliente seca la piel y la hace más sensible.
* Sin frotar: Basta un leve masaje con la mano o con una esponja suave para eliminar las impurezas de la piel.
* Secarse: La humedad no es buena para la piel pues la ablanda y favorece las infecciones por hongos. Secar bien todas las zonas con pliegues , como los espacios entre los dedos de los pies, las ingles o las axilas.
* Hidratación: Para terminar aplicar una crema hidratante para que la piel recupere la elasticidad perdida.
Niños limpios pero no asépticos
Los baños demasiado largos o continuos en bebés y niños/as pequeños favorecen la aparición de la enfermedad atópica, una afección crónica que padece el 10% de la población infantil, con síntomas como eccema, picor, urticaria y sequedad en la piel (dermatitis atópica), rinitis, asma o conjuntivitis.
Ello se debe a un exceso de higiene y a su escaso contacto con los gérmenes presentes en el ambiente.
Hay que evitar bañar siempre a los bebés con jabón durante su primer año. En caso de usarlo debe ser una cantidad mínima de jabón suave especial para bebés.
Artículo: Gente Saludable. Nº 67